La población reproductora de alimoches registra en Andalucía el primer incremento desde el año 2000. El trabajo realizado por Medio Ambiente ha permitido fijar en 2008 una población de 33 parejas, a pesar de lo cual la especie sigue estando en una situación delicada.
El último censo realizado por técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha fijado la población reproductora de alimoches ( Neophron percnopterus ) en 33 parejas establecidas dentro de la Comunidad Autónoma en 2008. Esta cifra supone el primer incremento poblacional registrado desde que la Administración pusiese en marcha el seguimiento exhaustivo de la especie en el año 2000 (en 2007 se censaron 32 parejas). Estos datos reflejan una tendencia a la estabilización de las poblaciones, ya apuntada el pasado año, y un progresivo aumento de las mismas.
Las cifras obtenidas por provincias colocan a Cádiz en primer lugar, con 19 parejas reproductoras, seguida de Jaén (6), Málaga (5), Córdoba (2) y Sevilla (1). Si en 2007 la población se mantuvo intacta respecto al año precedente, en esta ocasión Cádiz ha aumentado en una pareja.
Al tiempo que se ha invertido por primera vez el descenso en el número de parejas reproductoras, las medidas puestas en marcha por la Administración ambiental han permitido alcanzar otros logros importantes. En este sentido, cabe destacar que se ha fijado el primer dormidero comunal de alimoche común en Andalucía (10-12 alimoches, que en 2008 ha aumentado a 15-20 y que durante el paso migratorio ha llegado a alcanzar los 40 ejemplares). Este hecho permite reunir a individuos que una vez alcanzada la edad adulta podrán recolonizar territorios desocupados y ocupar otros nuevos.
Además del censo y seguimiento de la población, Medio Ambiente está trabajando en varias líneas de actuación para estabilizar y recuperar la población andaluza de alimoche común como son la realización diaria de aporte de alimento en comederos y, por otro lado, el desarrollo de la Estrategia Andaluza contra el Uso de Cebos Envenenados, basada en la concienciación de propietarios de fincas cinegéticas y ganaderas y el uso pionero de equipos caninos para la disuasión de colocación de cebos envenenados.
Fuente: Consejería de Medio Ambiente