Si antes de llegar a La Janda has leído sobre su historia a través de autores como L. H. Irby o W. Verner, imaginamos que vendrás condicionado por sus increíbles relatos y que te invadirá la nostalgia al comprobar que gran parte de aquel paraíso se ha perdido para siempre. Sin embargo, para los que hemos conocido este área hace ya tres décadas, nos reconforta ver cómo en estos últimos años el paisaje se ha visto enriquecido con otros nuevos hábitats y cómo otros, ya existentes, se han reforzado con mejoras ambientales. Por ello, una rica y variada comunidad de aves utilizan actualmente esta zona como áreas de campeo durante sus periodos de dispersión juvenil, movimientos migratorios, de reproducción e invernada, y con ellas también han vuelto ornitólogos y naturalistas de diferentes generaciones atraídos por su historia y las recientes observaciones de un gran números de especies, muy atractivas para el visitante. Así, La Janda ha vuelto a convertirse en un lugar de encuentro y actualmente es uno de los mejores recorridos para ver aves en el Estrecho de Gibraltar.
La ruta abarca una amplia extensión de campos de cultivos, canales y acebuchales, así como una serie de carriles estratégicamente situados que nos facilitarán el acceso y la observación de las aves.
Inicio: N‐340: 36°12’39.74”N/5°47’23.27”O. Cruce de la N-340/E-5 con la A-2227 que va a Zahara de los Atunes.
Final: N‐340: 36°10’28.23”N/ 5°44’43.22”O.
Distancia: 30 km.
Dificultad: Media (es necesario vehículo todoterreno al final de la ruta).
Locomoción: Vehículo y tramos a pie.
Trazado: Circular.
Temporada recomendada: Primavera, finales de verano, otoño e invierno.
Mapa:
Especies:
Gyps fulvus, Aquila adalberti, Aquila fasciata, Circaetus gallicus, Aquila pennata, Elanus caeruleus, Circus aeruginosus, Circus pygargus, Circus macrourus, Ardeola ralloides, Bubulcus ibis, Ciconia nigra, Ciconia ciconia, Plegadis falcinellus, Platalea leucorodias, Porphyrio porphyrio, Grus grus, Clamator glandarius, Asio flammeus, Pica pica, Emberiza schoeniclus……
Descripción de la ruta:
Partimos desde la N-340 (1). Ya en este tramo, que recorre pastizales y campos de cultivos, debemos ir atentos porque podemos encontrar especies interesantes. Durante la invernada es, además, un buen lugar para la observación de los búhos campestres cazando por sus inmediaciones.
A 1 km de camino recto llegaremos al canal, siendo este punto una parada aconsejable para echar un vistazo a especies acuáticas, así como los campos de cultivos de la derecha, muy frecuentados por moritos, chorlitejos chicos, avefrías…, y por las grullas durante la invernada en los amplios pastizales y cultivos detrás de este canal.
Seguimos por la izquierda (2) sobre una pista de unos 6 km paralela al canal principal que discurre entre cultivos y arrozales. Cuando las lluvias son abundantes, ni estos canales de drenaje son suficientes para aliviar tanta agua y todo se inunda excepto el carril por el que estamos pasamos. Los abundantes carrizos y eneas ocultan muchas especies de aves de diferentes órdenes, y los arrozales, en sus diferentes estadios, atraen hasta ellos rapaces, garzas, anátidas y el apreciado avetoro común, que se camufla entre la escasa vegetación y es más fácil de observar. Los tendidos eléctricos que flanquean el carril, a pesar de tener un impacto negativo para las aves por el riesgo de colisión que entrañan, también son unos posaderos muy atractivos para distintas rapaces, como los elanios azules.
Al final de este carril (3) nos desviamos a la derecha pasando el puente, y estaremos muy atentos a los postes de electricidad porque son utilizados por las águilas imperiales como posaderos. Continuamos por la pista que tiene un canal a su izquierda cubierto por un bosque de galería formado por sauces y álamos blancos, en el que se asienta una interesante colonia de ardeidos (garcilla bueyera, garceta común, garcilla cangrejera y martinete común), en el que también cría el morito. Seguimos hasta encontrarnos con el canal del río Barbate (4) donde pueden verse aves vinculadas a humedales.
La ruta continúa sin salir del camino principal por zonas de cultivos. En ellos encontraremos perdices y faisanes que nos recuerdan la cercanía de la finca Las Lomas, un paraíso para muchas especies de rapaces que se alimentan de su abundante caza y encuentran la protección de su guardería. Hay que destacar que desde el punto (4) al (5) es una zona muy buena para la observación de grandes rapaces (Aquila adalberti y Aquila fasciata), puediendo realizar una parada en la curva de subida a la colina (5), que tiene muy buena visibilidad del territorio recorrido.
Siguiendo la pista encontramos el cortijo La Mediana y, a partir de aquí, el paisaje cambia hacia un acebuchal adehesado —tierra de lirones caretos— también muy bueno para observar otras especies de aves como alcaravanes, búhos campestres, críalos, sisones, alcaudones…
Bajando de nuevo a los campos de cultivos y acebuchales encontramos un cruce (6), bueno para hacer una parada y dar un paseo por el carril de la izquierda que lleva al pueblo de Benalup. El arroyo, con su vegetación asociada, nos dará más de una sorpresa pues siempre hay aves muy interesantes.
Continuamos por la derecha y al noreste podemos ver la Sierra de Blanquilla y al suroeste parte de la cuenca de la antigua laguna. El recorrido de este tramo no suele ser tan intenso en la observación de aves como los tramos anteriores, pero sí puede aportar nuevas especies a nuestra jornada ornitológica con la observación de rapaces y aves esteparias, también es buen lugar para observar la carraca durante su migración postnupcial. Durante el invierno, con la caída del sol, esta zona (7) ―al igual que el punto (2) anteriormente descrito― es un buen lugar para esperar la llegada de las grullas a sus dormideros.
Después de cruzar el arroyo temporal (8) seguimos unos 400 m. y tomamos el camino de la derecha (9) que nos llevará de nuevo a la N-340 (10), muy cerca de Tahivilla.
Paisajes:
Cultivos, pastizales, estepas, zonas húmedas, canales y acebuchales.
Ficha financiada por:
«Ruta Milenaria del Atún»