La ruta coincide con el sendero señalizado “Marismas del Barbate”, perteneciente a la red de equipamientos de uso público del Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate. Esta ruta, de aproximadamente 8,5 Km., trascurre por el corazón de la marisma que forma el río Barbate poco antes de su desembocadura en el mar. Nos permitirá contemplar un buen número de aves, algunas de las cuales son sedentarias mientras que otras son migradoras.
A lo largo del recorrido podemos contemplar la avifauna propia de estos ecosistemas marismeños, desde la que se asienta en los márgenes del río hasta la que hace uso de los caños, fangos mareales y las extensas láminas de agua con las que se cubre la marisma cuando sube la marea. Este fenómeno periódico de las mareas va a condicionar el avistamiento de las aves, porque en los mismos lugares vamos a encontrar diferentes especies en función de que el terreno esté o no inundado.
Nota: Existe la posibilidad de no tener que realizar el recorrido de vuelta si se va en grupo con dos coches y se dejan estacionados en los extremos, o volver en taxi al lugar de inicio.
Inicio: A-314. Estación depuradora:36° 14’32.56”N/5°57’0.58”O.
Final: A-314. A unos 400 m. de la entrada de Barbate: 36°11’54.20”N /5°55’10.10”O.
Distancia: 8,5 km. (ida).
Dificultad: Media.
Locomoción: A pie.
Trazado: Lineal.
Temporada recomendada: Primavera, verano y principios de otoño.
Mapa:
Descripción de la ruta:
El sendero se inicia a unos 2,2 Km. de la Barca de Vejer en dirección a Barbate, junto a la estación depuradora de Vejer. En el inicio encontramos una señal que nos lo indica y nos informa de las características del mismo.
El primer tramo lo hacemos entre terrenos de cultivo con edificaciones dispersas y junto a un pequeño canal casi oculto por densos cañaverales,, hasta que después de recorrer un kilómetro llegamos a un cruce (36°14’3.99″N / 5°56’48.10″O). Tomamos el camino de la izquierda, trazado encima de un muro de piedra sobre la marisma, con el pequeño canal a la izquierda, y después de andar unos 700m.nos encontramos de frente con el río Barbate, que ya nos acompañará hasta el final del trayecto.
Allí se toma el camino de la izquierda hasta llegar al río Barbate cuyo curso seguiremos durante unos 5 km hasta casi el final del trayecto. Recorriendo los sinuosos meandros se pueden observar numerosas especies de aves propias de la marisma. El camino se aparta del río en el límite del espacio protegido.
Los puntos de observación los hemos ubicado en sitios fácilmente reconocibles ya que, o bien están en un meandro pronunciado del río (1) 36°13’56.03″N/ 5°56’9.95″O y (2) 36°13’41.95″N/5°55’18.76″O, en un cruce de caminos (3) 36°13’6.63″N/5°55’44.93″O, o junto a las pasarelas de madera que salvan los caños de la marisma (4) 36°12’34.37″N/5°55’2.01″O y (5) 36°12’7.17″N/5°54’52.33″O. Estos lugares son orientativos porque, en realidad, toda la marisma es un excelente lugar para contemplar las aves.
Nota: Como se ha indicado en la ficha técnica de la ruta, si se ha optado por dejar un che estacionado en el otro extremo o se pretende volver en taxi, seguiremos el recorrido desde el punto (5) 100 m. más. A continuación viene un tramo de unos 400 m. que discurren fuera del espacio protegido y, por lo tanto, no hay señalización, pero recorrerlos no tiene pérdida. Después de la última señal del Parque Natural, situada en una zona con eucaliptos, llegamos junto a unas naves que quedan a la derecha. Frente a ellas sale un camino entre enormes pinos piñoneros, por el que andaremos hasta llegar a la zona de la carretera A-2233 (36°11’54.25″N / 5°55’9.60″O).
Especies:
Entre las aves más comunes, están las aves zancudas de mediano y gran tamaño que aprovechan las fluctuaciones de las mareas para buscar alimento en las aguas someras, por lo que encontraremos en sus fechas; el morito, el flamenco común y la espátula común. Junto a ellos también recorren los fangos mareales ricos en nutrientes pequeños limícolas como los andarríos, correlimos y chorlitejos, mientras que en los caños con abundante vegetación y en los esteros proliferan garzas, garcillas cangrejeras, cormoranes grandes, anátidas, calamones y gaviotas. Hay abundante comida para todos, porque no en vano las marismas se encuentran entre los ecosistemas más productivos del planeta. Las zonas elevadas, que no se encharcan, son el lugar elegido para reproducirse por aves como la canastera, la cigüeñuela, la avoceta y el chorlitejo patinegro, la terrera marismeña y la calandria y en los pastizales encharcadizos abundan agujas colinegras, agachadizas, zarapitos y archibebes. Rapaces como los aguiluchos laguneros, las águilas pescadoras y los milanos negros prospectan desde el aire estos grandes espacios abiertos para captura sus presas, acompañados en las alturas por pagazas, fumareles y canasteras. El flamenco común es una de las aves más llamativas, tanto por su tamaño como por su plumaje y aspecto general.
Paisajes:
Cultivos, marisma y estepa.
Ficha financiada por:
«Ruta Milenaria del Atún»