Debemos tener muy en cuenta que esta ruta discurre dentro de un espacio protegido, el Parque Natural del Estrecho, que forma parte de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo y declarado como LIC (Lugar de Importancia Comunitario) y ZEPA (Zona de Especial Protección de las Aves). También está catalogado como Complejo Litoral de Interés Ambiental y la SEO birdlife lo considera Zona IBA (Important Bird Area). Esto nos da una idea de lo sensible que es toda la zona por ser, entre otras cosas, lugar de nidificación de especies realmente singulares y escasas. Por lo tanto, durante nuestra visita evitaremos en todo momento realizar cualquier acción que pueda molestar a la avifauna residente.
El recorrido podemos realizarlo tanto en coche, como a pie o en bicicleta si estamos en forma. Realizándolo en coche, no presenta dificultad, por lo que es especialmente recomendable para familias.
Inicio: Bolonia, 36° 5’15.66”N /5°46’4.12”O.
Final: Mirador de la Cueva del Moro, 36° 6’1.64”N/ 5°47’34.38”O.
Distancia: 5 km.
Dificultad: Media.
Locomoción: Vehículo y/o a pie.
Trazado: Lineal.
Temporada recomendada: Primavera, verano y principios de otoño.
Mapa:
Descripción de la ruta:
Desde la N‐340, a la altura del km70,4 tomaremos la A‐2216 hacia el oeste, que va a la Aldea de Bolonia y El Lentiscal, en la Ensenada de Bolonia. Desde aquí parte una estrecha carretera hacia la derecha que, después de pasar junto al acceso a las ruinas romanas de Baelo Claudia, llega hasta una pequeña aldea y luego sube hasta la Sierra de la Plata. A lo largo del mismo, desde la Ensenada de Bolonia hasta el Mirador de la Cueva del Moro, que pertenece a la red de equipamientos de la Consejería de Medio Ambiente y donde finaliza la ruta, hemos escogido tres posibles lugares para realizar los avistamientos de aves.
Llegados a estas localizaciones, proponemos aparcar el vehículo y realizar cortos itinerarios a pie por las inmediaciones de este Litoral de La Janda.
El primer punto de observación ornitológica lo situamos a unos 3,5 km del inicio del recorrido, en el aparcamiento que da acceso al sendero de Faro Camarinal, otro equipamiento de la C.M.A. A nuestra derecha se levanta uno de los grandes afloramientos de roca arenisca tan singulares de este espacio.
El siguiente lugar de observación se encuentra a unos 600 m del anterior, al final de la recta que sigue a una curva muy pronunciada, en un terreno llano que se abre a nuestra izquierda, junto a una pequeña pared rocosa.
El tercer y último punto de observación está otros 600 m más adelante, en el Mirador de la Cueva del Moro, donde finaliza nuestro itinerario.
Especies:
Gracias a su ubicación en altura y la proximidad del Estrecho de Gibraltar, podremos contemplar los pasos migratorios de las miles de aves que cada año lo atraviesan. Junto con rapaces que nidifican en las proximidades, como el águila perdicera, una rapaz de tamaño más bien grande que nidifica en las sierras vecinas y se la puede observar durante todo el año en terrenos de monte mediterráneo con zonas de arbolado, alternando con terrenos despejados. Sobrevuela su territorio de caza a gran altura y es una especie muy agresiva a la hora de defenderlo, atacando incluso a los grupos de buitres que se adentran en el mismo.
Los grandes buitres leonados son residentes y nidificantes. Planeadores incansables, suelen volar en grupo y raras veces aletean, recorriendo amplias extensiones de terreno en busca de animales muertos a los que localizan volando a gran altura. Al final del recorrido, junto al mirador de la Cueva del Moro, se encuentra una de sus colonias de cría, por lo que podremos observarlos con mucha facilidad entrando y saliendo de sus posaderos en las paredes rocosas donde se asientan, así como parejas reproductoras de cernícalo vulgar y halcón peregrino.
En época de migración prenupcial, a primeros de marzo comienzan a llegar las rapaces planeadoras, como son la culebrera europea, el milano negro y la aguililla calzada, algunas de las cuales solo utilizarán esta zona como lugar de paso, mientras que otras se quedarán en la sierra para nidificar, ubicando todas ellas sus nidos sobre grandes árboles. La culebrera europea es la mayor de ellas y suele cazar en campo abierto. Es la única rapaz de tamaño relativamente grande que se cierne en el cielo con las patas colgando. La aguililla calzada frecuenta tanto las zonas boscosas donde proliferan los pequeños paseriformes ―entre los que destacan los carboneros, herrerillos y escribanos montesinos― como los terrenos despejados. El milano negro es el más abundante y ubicuo, ya que lo podemos observar en terrenos abiertos, en zonas de bosque, en el litoral y sobrevolando incluso las carreteras. Por su abundancia durante los pasos migratorios, estas aves son muy fáciles de observar, sobre todo en el período post‐nupcial, ya que a los ejemplares que llegaron en primavera se les suman los juveniles nacidos en ese período.
Volando a considerable altura y realizando acrobáticas maniobras para alimentarse podremos divisar también a los vencejos cafre y culiblanco. Instalan sus nidos en los abrigos rocosos de los afloramientos de arenisca que abundan en la sierra, reutilizando los de las golondrinas dáuricas, siendo este lugar uno de los pocos que utilizan en Europa para reproducirse.
Paisajes:
Sierras litorales, monte mediterráneo, zonas arboladas de pino y eucalipto, roquedos.
Ficha financiada por:
«Ruta Milenaria del Atún»