La contaminación agrícola hace crecer el Ceratophyllum demersum, planta acuática que tapona acequias y charcas.
Las ranas lanzan sus cantos de llamada y apareamiento desde la masa verde que crece y flota sobre la superficie de acequias y lagunas. Un manto que llega a ocultar el agua. La tradición la ha llamado ‘cama de ranas’ y ‘milhojas de agua’. Es una planta acuática, un macrófito denominado científicamente, Ceratophyllum demersum. Una especie que se considera altamente beneficiosa y que incluso se recomienda como alternativa a otras exóticas e invasoras, pero si se encuentra en zonas de alta contaminación por nitratos y fertilizantes que se utilizan en la agricultura, experimenta un crecimiento extraordinario y se convierte en una verdadera invasión que hay que controlar, si se quieren mantener los ecosistemas acuáticos, y la biodiversidad que vive en ellos.
Según el responsable de Biodiversidad de la Junta de Andalucía en Granada, José María Irurita, «no es una planta invasora, pero si encuentra las condiciones idóneas para crecer, lo hace, y llega a generar serios problemas para el mantenimiento de esos ecosistemas». El problema no es la planta, sino el excesivo uso de contaminantes y su vertido a acequias y acuíferos.
Es lo que desde hace unos años ocurre en la Charca de Suárez de Motril y en otros muchos humedales de Andalucía y el este peninsular, como la Albufera de Valencia. Manuel Mañani, biólogo y técnico de Medio Ambiente de la Charca de Suárez, reconoce que si se deja que la planta crezca puede llegar a cubrir por completo la lámina de agua de las lagunas y hacerlas desaparecer.
Equilibrio
«Hay estudios que indican que un 30% de superficie ocupada por este macrófito es realmente beneficioso». Indica que Ceratophyllum demersum consume el nitrógeno que haya en el agua, lo que es beneficioso para la vida en la laguna. «Cuando se le acaba el nitrógeno se muere y cae al fondo, donde se descompone y se suma a la cadena de aprovechamiento orgánico. Provoca una pequeña eutrofización, aunque asumible si antes te ha aportado una gran cantidad de oxígeno».
Pero los cultivos de la Vega de Motril, fábricas y actividades humanas han cargado el acuífero de contaminantes. La ‘cama de ranas’ tiene muchos nitratos que consumir, crece y crece hasta cotas insospechadas. «En la temporada pasada retiramos más de 50.000 kilos de Ceratophyllum demersum, y este año ya van alrededor de 30.000», dice el inspector de Medio Ambiente y responsable de la Charca, José Larios, que asegura que las actuaciones de control han sido muy positivas, y este año en la laguna principal no ha habido que retirar la planta. «El control sobre la entrada de agua y otras actuaciones, han servido para controlar su crecimiento», dice, pero reconoce que mientras haya aportes contaminantes no pueden bajar la guardia.
En otros lugares de Andalucía esta planta, que a pesar de su crecimiento se mantiene como especie en peligro de extinción, ha llegado a provocar la desecación de grandes láminas de agua donde habitaban numerosas especies de aves acuáticas.
Fochas, zampullines, anátidas y otras aves se alimentan de la planta y de los invertebrados que viven en ella, pero necesitan el agua, si crece demasiado no hay agua y todos mueren, incluso la planta.
José Larios comenta que en la Charca de Suárez, las toneladas de ‘cama de ranas’ que se han extraído se han dejado en las orillas, de forma que sirven para el desarrollo de multitud de invertebrados, de los que se alimentan otras especies de aves que llegan a pasar el invierno.
La planta vuelve a ser beneficiosa para el ecosistema.
Fuente: Ideal
Foto: Rubén Barros. Focha común nadando en la Charca Suárez de Motril (Granada) en la que se aprecia gran concentración del macrófito Ceratophyllum demersum.